1.- INTRODUCCIÓN Y CARACTERÍSTICAS GENERALES:
Mudéjar es un término que deriva de la palabra
árabe مدجّن [
mudaÿÿan] que significa "doméstico" o "domesticado" y que se utiliza para designar a los
musulmanes que permanecieron viviendo en territorio conquistado por los
cristianos, y bajo su control político, durante el proceso de avance de los reinos cristianos hacia el sur (denominado
Reconquista), que se desarrolló a lo largo de la
Edad Media en la
Península Ibérica.
Se les permitió seguir practicando el
Islam, utilizar su lengua y mantener sus costumbres. Se organizaban en comunidades denominadas
aljamas o
morerías con diversos grados de autogobierno, según las condiciones de rendición, o de subordinación: en el caso de Baleares, la total esclavitud, en otros casos, la vinculación a la vinculación en condiciones de
servidumbre feudal. En Valencia existían los denominados
moros paliers (protegidos del rey) y otros de menor grado de protección (
decimati y
quintati).
1
Su gran mayoría, de condición social humilde, eran
campesinos con una especial vinculación a la agricultura de
regadío (huertas y vegas, terrazas en las laderas) o
artesanos especializados (albañilería, oficios textiles -
cordobanes,
sedas-). Con el tiempo, las condiciones de convivencia y tolerancia se fueron endureciendo, restringiendo los contactos sociales y económicos entre comunidades; a la tradicional separación de
carnicerías (basada en el especial método de sacrificio) se añadió la prohibición de contactos profesionales y matrimonios mixtos.
Las
revueltas mudéjares fueron numerosas a partir del siglo XIII, y provocaron la despoblación de algunas zonas (Valle del Guadalquivir, Norte de Alicante), aunque se mantuvieron en otras, sobre todo en el Levante, tanto castellano (Murcia), como aragonés (resto del reino de Valencia -Denia, Játiva, Segorbe-, e incluso en el valle del Ebro -Borja, Tarazona, Huesca, Teruel, Zaragoza, Calatayud-). A finales de la Edad Media representaban el 11 por ciento de la población de la
Corona de Aragón.
La
Guerra de Granada (1482-1492) proporcionó la definitiva ampliación del concepto de mudéjares a todos los musulmanes peninsulares. En principio las condiciones de la rendición les permitía su continuidad y el ejercicio de la religión islámica, sin embargo, el incumplimiento de las condiciones pactadas por parte de los cristianos originó los primeros conflictos. A partir de la
revuelta del Albaicín y
la de los mudéjares granadinos en 1499, por el decreto de 1502 fueron obligados a convertirse al cristianismo, pasando así a denominarse
moriscos, que a pesar de ello continuaron con sus costumbres diferenciadas y el ejercicio clandestino de su religión. La
rebelión de las Alpujarras (1568) llevó a la dispersión de los granadinos por el interior de Castilla (no así los de Levante), y la imposibilidad de integración y el recelo a su connivencia con los piratas berberiscos y el Imperio turco llevó a la decisión de la
expulsión de los moriscos en 1609.
fuente: wikipedia
|
Mapa del Mudéjar en la Península Ibérica |
El artesonado mudéjar
Se llama artesonado al ornamento a base de molduras que forman compartimentos cóncavos, cuadrados o rectangulares, utilizado para decorar los techos. Precisamente una de las manifestaciones artísticas más características del mudéjar es la forma de cubrir las techumbres de los edificios, a base de madera.
Pueden ser planas, a dos aguas o a cuatro aguas. La más común tiene forma de artesa, es decir, rectangular, más estrecha en el fondo que en los extremos. Se construye con una serie de maderos dispuestos oblicuamente, los pares, que se unen en su extremo superior a una viga o hilera, reforzados por un madero intermedio llamado nudillo. Los paños oblicuos formados por los pares se llaman alfardas; el paño plano del fondo, a la altura de los nudillos, se llama almizate; la zona que oculta la inserción de la techumbre con el muro se llama arrocabe; y las vigas de refuerzo que suelen unir los paños opuestos, que descansan sobre las zapatas, se llaman tirantes.
2.- MUDÉJAR CORTESANO: PALACIOS, CAPILLAS FUNERARIAS DE LA MONARQUÍA Y SINAGOGAS.
Si el mudéjar popular presenta características propias de cada foco regional, el cortesano nos ofrece influencias y artistas importados por los monarcas o los grandes señores. Al conquistar las ciudades islámicas, estos monarcas cristianos quedan deslumbrados por sus palacios, instalándose en ellos y convirtiéndolos en sus propias residencias. Así sucede con Alfonso VI de Castilla y los palacios y la Almunia Real de Toledo o con los reyes de Aragón y la Aljafería de Zaragoza. Con el tiempo, los monarcas acometen reformas bien adaptando obras anteriores o construyendo otras nuevas, aunque en cualquiera de los casos el modelo a imitar es el islámico.
A partir de 1340 Alfonso XI comienza la construcción del Palacio de Tordesillas, fiel reflejo de la tradición almohade, que después remodela Pedro I y que acabará convirtiéndose en el convento de Santa Clara. El propio Pedro I emprende también la construcción de un palacio en el Alcázar de Sevilla entre 1364 y 1366, en el que se desarrolla la tradición formal almohade junto a una decoración vegetal de influencia gótica. Considerado como una de las obras más importantes de la arquitectura mudéjar, en él trabajan alarifes mudéjares procedentes de Toledo y Sevilla junto con artistas granadinos proporcionados por el sultán Muhammad V.
Los grandes señores territoriales siguen en sus residencias y palacio la pauta marcada por la monarquía. De esta forma, durante los siglos XIV y XV, se reforman las antiguas fortalezas, construyen nuevos castillos y levantan en las ciudades sus palacios urbanos. Ejemplo de ello son los Castillos de Escalona (Toledo) o Belmonte (Cuenca) y los Palacios de los Ayala (actual convento de Santa Isabel de los Reyes) o el llamado del Rey don Pedro, ambos en Toledo.
En este capítulo del mudéjar cortesano no debemos olvidar otras construcciones patrocinadas por reyes y nobles como son los oratorios o capillas privadas y las capillas funerarias que, incorporadas a palacios, monasterios, catedrales o iglesias, son un símbolo de religiosidad o responden a una necesidad de perpetuar la memoria de sus linajes. El ejemplo más antiguo de estos oratorios es la Capilla de la Asuncióndel Monasterio de las Huelgas (Burgos). Entre las capillas funerarias merece la pena señalar la Capilla Real de la Mezquita de Córdoba, que establece un modelo que se expande por Andalucía (especialmente en Sevilla) alcanzando incluso a Castilla. En los enterramientos también queda patente el lujo alcanzado por los tejidos hispanomusulmanes y mudéjares, como podemos ver en el Panteón Real del Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Mención aparte merece la comunidad judía, cuyos medios económicos y situación privilegiada hacen posible que puedan acometer importantes encargos artísticos en los que adoptan las nuevas fórmulas mudéjares. Se conservan tres sinagogas que incorporan las nuevas corrientes artísticas del momento al haber estado patrocinadas por miembros vinculados a las cortes de los distintos monarcas: se trata de las Sinagogas de Santa María la Blanca y del Tránsito en Toledo y la Sinagoga de Córdoba.
3.- TEMPLOS PARROQUIALES:
Frente a la arquitectura cortesana de influencia islámica, existe otra de carácter popular y eminentemente religiosa que toma como inspiración los modelos cristianos, bien sean románicos o góticos. Esta inspiración cristiana ha hecho que algunos especialistas se refieran a estas construcciones como románico en ladrillo o gótico-mudéjar. Este mudéjar popular o de pervivencia está asociado a zonas rurales o a barrios de las ciudades, lo que propicia la utilización de modelos locales que se repiten con frecuencia de forma invariable y determinan su escasa evolución, utilizando materiales baratos y mano de obra capacitada. El ladrillo va a ser el material más utilizado tanto en el aspecto constructivo (muros, pilares, arcos o voladizos) como en el decorativo (arquerías ciegas, frisos, paños ornamentales). Su uso se complementa con el de la madera para las techumbres y las yeserías en su decoración interior, generalmente asociadas a sepulcros y capillas.
Este mudéjar popular tiene un marcado carácter local que determina la existencia de variantes regionales en las que, según el caso, pueden quedar más patentes las influencias románicas o góticas o las califales, taifas o almohades. De manera general se puede decir que el románico prevalece en Castilla y el área toledana, el cisterciense y almohade en Sevilla, o el influjo taifa y del gótico mediterráneo en Aragón.
Su origen se encuentra en Sahagún (León) donde, a partir del último cuarto del siglo XII, se genera un modelo que se difunde por toda la zona castellana. Se trata de una iglesia de planta basilical de tres naves y cabecera de tres ábsides semicirculares que sigue el modelo románico difundido a través del Camino de Santiago. Este modelo se completa con la cubierta con bóveda de horno en los ábsides, los arcos de medio punto en las naves y las arquerías ciegas superpuestas que decoran los ábsides. Junto a estas arquerías ciegas, siempre de medio punto en un primer momento aparecen también como motivos ornamentales los recuadros o rehundidos, las bandas de ladrillos dispuestas en vertical o a sardinel y los frisos de esquinillas o dientes de sierra. Esta decoración pasa a partir del último tercio del siglo XII hasta comienzos del XIV de los ábsides a los muros laterales y el testero occidental. A todo esto se unen los precedentes monumentales mozárabes y la mano de obra mudéjar que llega desde Toledo.
Las iglesias mudéjares conservadas se localizan fundamentalmente en dos áreas geográficas: la denominada Tierra de Campos, con edificios relacionados con el modelo derivado de Sahagún; y la llamada Tierra de Pinares al sur del Duero, con los centros de Toro, Cuellar, Olmedo y Arévalo, cada uno con sus rasgos específicos.
El punto originario y lugar donde se concentran las principales edificaciones es lógicamente Toledo, donde se conservan importantes precedentes islámicos. Uno de ellos es la Mezquita del Cristo de la Luz, construida en el año 999 con planta cuadrada y cubierta por nueve pequeñas cupulillas. Tras la conquista de la ciudad se consagra como templo cristiano y en 1182 se dona a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan bajo advocación de la Santa Cruz. La influencia de la Mezquita del Cristo dela Luz define el tipo de ábside toledano caracterizado por: basamento de mampostería y series de arquerías ciegas de ladrillo (arcos de medio punto doblados derivados del románico castellano y arcos de herradura apuntada trasdosados por lobulados siguiendo modelos locales).
En un primer momento se adopta la planta basilical de tres naves separadas por arcos de herradura sobre columnas reutilizadas, pilares o pilares con columnas adosadas. Así sucede en las Iglesias de San Sebastián, San Lucas, Santa Eulalia y San Románde Toledo.
Es importante señalar cómo las torres de las iglesias mudéjares toledanas siguen el esquema de los alminares islámicos: planta cuadrada con machón central, en torno al cual discurre la escalera sostenida por bóvedas en salidizo o por aproximación de hiladas. Los exteriores responden a dos modelos: el más antiguo, realizado en mampostería encintada, con cuerpo superior de ladrillo y vanos de herradura doblados con alfiz como ocurre en Santiago del Arrabal, San Lucas y San Sebastián; y otro tipo, fechado en torno a finales del XIII, en el que el cuerpo superior se compone de una superposición de frisos de arquerías, como vemos en San Román, Santo Tomé o laiglesia parroquial de Illescas.
El foco aragonés no sólo es el que presenta una personalidad más acusada dentro de la arquitectura religiosa, sino también el que mayor densidad monumental presenta, si bien se trata de obras relativamente tardías, ya que no se conserva ningún edificio del siglo XII y son escasos incluso los del XIII. Además de Zaragoza, capital del reino reconquistada en 1118, el mudéjar aparece en ciudades como Borja, Tarazona, Daroca, Calatayud y Teruel. Este foco se define por el papel fundamental que desempeña el ladrillo frente a otros materiales, siendo poco habituales las techumbres de madera y las yeserías. El uso prácticamente exclusivo del ladrillo determina que al aplicarse de forma ornamental se utilicen una gran variedad y riqueza de motivos. La cerámica vidriada se convierte en un rasgo singular del mudéjar aragonés, utilizándose en un primer momento sólo en piezas aisladas como fustes cilíndricos, platos o azulejos; para a partir del XIV conformar amplios paños donde piezas de formas variadas, fabricadas a molde, rellenan las tramas geométricas de ladrillo.
La arquitectura mudéjar aragonesa se caracteriza también por la asimilación de las estructuras del gótico levantino de finales del siglo XIII y XIV. En el primer tercio del siglo XIV se crea una tipología singular denominada iglesia-fortaleza, de nave única rectangular con cabecera recta, dividida en su interior en tres capillas. Dispone de capillas laterales entre contrafuertes y sobre ellas, rodeando el templo, discurre una tribuna corrida a modo de paseador o adarve defensivo. Magníficos ejemplos de esta tipología son las iglesias de la Virgen de Tobed, San Félix en Torralba de Ribota o San Juan Bautista en Herrera de los Navarros, todas ellas fechadas a partir de mediados del siglo XIV.
En cuanto a sus elementos ornamentales, el mudéjar aragonés recurre al modelo taifa de la Aljafería de Zaragoza. Las torres de las iglesias aragonesas tienen una clara inspiración almohade, siguiendo la tipología de la Giralda de Sevilla, parecen alminares musulmanes a los que se ha añadido un cuerpo de campanas. Así sucede con las torres cuadradas de Ateca, San Martín y el Salvador en Teruel y la Magdalena de Zaragoza o los campanarios octogonales de San Pablo de Zaragoza o de Tauste,datados entre finales del siglo XIII y comienzos del XIV. La pujanza del mudéjar aragonés es tal que pervive no sólo durante el siglo XIV, como en el caso de torres de base cuadrada y remate octogonal como la de Utebo, sino que se extiende en ocasiones hasta el siglo XVII tras la expulsión de los moriscos.
El proceso de reconquista y repoblación de esta zona nos obliga a establecer dos zonas marcadamente diferenciadas: la Andalucía occidental incorporada a la Coronade Castilla en la segunda mitad del siglo XIII, y la Andalucía oriental donde la existencia del reino nazarí no permite el desarrollo del mudéjar granadino y malagueño hasta 1492. En el proceso de implantación del mudéjar podemos distinguir una primera etapa en la que predomina la influencia cristiana y una segunda en la que se crea ya una arquitectura propiamente mudéjar. Esta influencia cristiana proviene de Córdoba y Sevilla, dando lugar a un tipo de iglesia basilical de tres naves sin crucero y con tres ábsides, completamente abovedada o con bóveda de crucería en el presbiterio y techumbre de madera en las naves, cubierta que se convierte en habitual en la etapa posterior. En el testero occidental de los templos se añade una torre que sigue la disposición de los alminares almohades, tanto en su disposición interna como decoración exterior. La diferenciación entre los distintos centros proviene del material utilizado ya que Córdoba sigue la tradición califal y utiliza la piedra aparejada a soga y tizón, mientras en Sevilla se utiliza el ladrillo probablemente por influjo almohade.
El mudéjar cordobés adquiere una vertiente más decorativa gracias a un uso abundante de las yeserías, mientras el sevillano se convierte en un foco creador que difunde sus nuevas concepciones no sólo por la Baja Andalucía, sino también por Extremadura y Canarias. En esta amplia zona se desarrollan dos modelos de iglesias sevillanas. La primera, en la que persiste con mayor fuerza la influencia gótica, se caracteriza por la utilización de capilla mayor abovedada con crucería, naves separadas por arcos apuntados y techumbre de madera. Sus principales ejemplos se datan a partir del terremoto de 1355 y entre ellos podemos destacar la Iglesia de San Pablo de Aznalcázar. El segundo modelo, el más original de la arquitectura mudéjar sevillana, es conocido como el tipo del Aljarafe ya que deriva de la qubba islámica, y presenta una capilla mayor de planta cuadrada con cubierta ochavada, bien se cúpula o techumbre de madera. Este modelo se difunde más tarde por Toledo y Castilla la Viejay entre sus mejores exponentes figuran la Iglesia de Nuestra Señora del Valle en Palma del Condado, la Ermita de Gelo y la Iglesia parroquial de Benacazón.
ENLACE AL ARTE MUDÉJAR EN LA WIKIPEDIA:
http://es.wikipedia.org/wiki/Arte_mud%C3%A9jar