martes, 21 de enero de 2020

ÉCIJA BARROCA


La historia de Écija es tan amplia como su riqueza artística. La fundación de la ciudad se sitúa en el siglo VIII antes de Cristo, en el ámbito de la civilización tartésica.



Hasta la conquista romana, hacia el 200 a.C., se trató probablemente de un pequeño poblado turdetano de cabañas, emplazada en la ligera elevación conocida como Cerro del Alcázar o de San Gil (“El Picadero”).
La ciudad conoció su mayor etapa de esplendor durante la dominación romana, participó a favor de César en las Guerras Civiles contra Pompeyo y, hacia el año 14 antes de Cristo se fundó ya en el llano la colonia llamada “Augusta Firma Astigi”, una gran ciudad de nueva planta, con calles pavimentadas trazadas en retícula regular, cloacas y red de distribución de aguas, templos, foro, termas y anfiteatro, junto a un puente por el que la Vía Augusta cruzaba el Genil. Desde entonces fue la capital de un extensísimo convento jurídico, uno de los cuatro en los que se dividía la Bética, que comprendía 49 ciudades y abarcaba gran parte de las actuales provincias de Córdoba, Granada y Jaén. Su principal riqueza derivaba del cultivo olivarero y de la exportación del aceite a larga distancia, empleando la vía fluvial por el Genil y el Guadalquivir y luego la marítima desde Sevilla.

Mosaico Baco
La ciudad siguió siendo un importante foco cultural y religioso a la caída del Imperio, en época visigoda, cuando llegó a ser sede de un obispado, y en época islámica, en la que fue capital de provincia durante el emirato y el califato. Los cronistas árabes destacan la fertilidad y riqueza de su territorio, en el que se asentó un importante poblamiento bereber. Los musulmanes introdujeron los cultivos de regadío y, entre ellos, el algodón cuyo desarrollo característico en Écija, llevó a acuñar el sobrenombre de Madînat al-qutn (“La ciudad del algodón”).
En mayo de 1240 Écija fue conquistada por Fernando III y repartida entre nuevos pobladores castellanos, entre ellos muchos nobles, las órdenes militares y la Iglesia. El desarrollo de la gran propiedad terrateniente que ha marcado toda la historia posterior, bajomedieval y moderna arranca, en buena medida, de este reparto feudal y de su desarrollo en la Época Moderna.

Torre de San Juan
En 1402 Enrique III restituyó a Écija el título de “Ciudad”. Los favores reales siguieron: Carlos I añade el título de “Muy leal” al de “Muy noble” que ya ostentaba Écija. Felipe V le otorga el nombramiento de “Constante, leal y fidelísima” en 1710. Todo el siglo XVIII, considerado “El siglo de oro ecijano”, vive un esplendor de construcciones civiles y de iglesias, vinculado a la concentración de la propiedad y del poder eclesiástico y aristocrático: no en vano en esta época radicaron en la ciudad unos 40 títulos nobiliarios, 13 de ellos Grandes de España.
Mimada por la realeza, en 1880 Alfonso XII otorga al Ayuntamiento el tratamiento de “Excelentísimo”. Ya en nuestro siglo, concretamente en 1966, recibe un nuevo título, tan merecido o más que los anteriores: el de “Conjunto Histórico-Artístico”.
fuente:http://www.sevillainfo.com/sevilla/pueblos/ecija_historia.php 

La iglesia parroquial de San Juan Bautista
Fundación
La iglesia parroquial de San Juan Bautista data del Repartimiento que se realizó tras la toma de la ciudad, formando parte de una de las cuatro collaciones en las que se dividió el caserío ecijano. Su fábrica respondía al tipo de iglesia gótico-mudéjar, de tres naves cubiertas por armadura de madera y cabecera poligonal de cantería. Adosada a la nave de la Epístola se encontraba la Capilla Sacramental. Sucesivas reformas a lo largo de los siglos XVI y XVII cambiaron significativamente la fisionomía interna del edificio, construyéndose en el segundo cuarto del siglo XVIII la torre. La fábrica presentaba en 1776 inminente ruina, siendo derribada la iglesia en su totalidad para su construcción de nueva planta. Mientras se realizaban las obras del nuevo templo, la parroquia fue trasladada provisionalmente a la aledaña Capilla Sacramental.
 http://www.iaph.es/ecija/contenidos/C04/imagenes/0407SanJuan/0407_06.jpg
Iglesia
Los planos de la nueva fábrica fueron realizados por el arquitecto cordobés Ignacio de Tomás en 1792, inspirándose en la basílica de San Juan de Letrán de Roma. El edificio neoclásico proyectado contaba con tres naves, cubiertas por bóveda de cañón y lunetos, con bóveda vaída en el crucero.
Tras iniciarse las obras, éstas fueron suspendidas en 1807, llegándose a construir las portadas y diversos elementos del cuerpo de la iglesia. Por ello la parroquia continuó establecida en la Capilla Sacramental hasta la actualidad.
Tras permanecer varios años en restauración y rehabilitación, con la creación e intervención de dos Escuelas-Taller promovidas por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con colaboración del Ayuntamiento y del Servicio Andaluz de Empleo, la Iglesia fue bendecida en 21 de marzo de 2006 por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.
Capilla Sacramental
Fue la única parte que había quedado en pie de la antigua fábrica, siendo reparada en 1794 bajo la dirección de Fernando Rosales, Maestro mayor de obras del Arzobispado, derribándose la bóveda y la tribuna de la capilla, construyéndolas de nuevo. Su planta es de cruz latina, de una sola nave, con crucero, camarín y capilla bautismal. Situándose a los pies de la nave el sagrario, cubierto por bóveda vaída acasetonada sobre pechinas gallonadas. La nave se cubre con bóveda de cañón y lunetos, media naranja sobre pechinas en el crucero y boveda esquifada en los extremos.
Torre
La antigua torre se situaba a los pies de la nave de la Epístola, fue derribada para ser construida de nueva planta. Iniciada por los alarifes ecijanos Lucas Bazán y Antonio Corrales, padeció mucho con el terremoto de 1755, por lo que fue necesario derribar la obra e iniciar otra bajo la supervisión de Pedro de Silva y la dirección de Fernando Martín Bizarro. Se encuentra situada junto a la cabecera de la inacabada iglesia. Consta de un elevado fuste realizado en ladrillo, en el que se abre un balcón en uno de sus frentes con profusa decoración de ladrillo tallado, alternándose en sus frentes vanos circulares. El primer cuerpo, denominado de campanas, consta de dos vanos trilobulados en cada uno de sus frentes, flanqueados por estípites y pinjantes, elevados sobre pedestales. El segundo cuerpo se enmarca por una potente balaustrada pétrea con remates decorativos, de cuyo centro emerge un cuerpo circular de cuatro vanos de medio punto, flanqueados por contrafuertes moldurados. El tercer cuerpo, también circular, de cuatro vanos ciegos, se remata por el cupulín que sirve de base a un ángel portador del estandarte de la Orden de Malta, que hace las veces de veleta. La decoración del conjunto combina molduras, pinjantes, frisos, escudos y capiteles de ladrillo tallado, elementos decorativos pétreos, revocos pintados y cerámica azul vidriada. Esta última se centra en pedestales, etípites, fajas, cupulín, etc. lo que crea un efecto polícromo muy bello junto con el enfoscado de los cuerpos superiores, que lo diferencian claramente del fuste de ladrillo limpio.

Palacio de Peñaflor 
El palacio de Peñaflor, conocido también como los “balcones largos”, es un palacio urbano español del siglo XVIII de estilo barroco, situado en Écija, en la provincia de Sevilla, Andalucía.

Historia

El palacio fue construido entre los años 1700 y 1775. Está declarado como “Monumento Histórico-Artístico” desde 1962 y protegido como Bien de Interés Cultural. El palacio fue residencia de la familia de Peñaflor hasta 1958, cuando falleció la marquesa viuda sin descendencia. Desde entonces los bienes fueron administrados por la Fundación de los Excelentísimos Señores Marqueses de Peñaflor y de Cortes de Graena
Su archivo histórico es de un valor incalculable. En 1958 la marquesa viuda de Peñaflor legó el palacio y todos su bienes para su restauración y puesta en valor, si bien nunca llegó a cumplir sus últimas voluntades y se vendieron tierras y palacio, este último en 1992 al Ayuntamiento de Écija.

 

Descripción

El edificio está situado en la antigua calle de los Caballeros y destaca por sus formas curvas y por la profundidad que crea la fachada. Su tendencia horizontal se rompe con la verticalidad de la portada, que es de gran monumentalidad: adintelada con columnas sobre basamento que sostienen un frontón mixtilíneo que alberga en su interior el escudo de sus fundadores. En el segundo cuerpo se abre un balcón que servía para que los Marqueses hicieran sus apariciones públicas. El balcón, flanqueado por columnas salomónicas sobre cabezas de leones, acentúa el carácter barroco. La torre-mirador, cuadrada, también contribuye a romper la horizontalidad del edificio.
El palacio se organiza en torno a un patio central de mediados del s.XVIII rodeado por todas las habitaciones de la vivienda distribuidas en una planta baja y otra superior, teniendo veinte columnas de mármol blanco con bellos capiteles En el centro una elegante fuente de mármol con doce caños que se suma a otras muchas repartidas por la casa, bajo la galería que forman los arcos, un original friso que cubre la parte baja, formado a base de placas de mármol negro de Córdoba, mármol rosa de Cabra y ágata de Lanjarón.
De gran interés artístico es la decoración de la escalera de acceso a la planta alta: tres arcos de medio punto apoyando en dobles columnas sobre pedestales preceden la cúpula de media naranja que cierra la caja de la escalera. La cúpula, dividida por ocho costillas que se unen en el centro por un florón, se decora toda con yeserías. Los elementos que aparecen son querubines, conchas, hojas de acanto e incluso dos estípites a ambos lados del retablo de Ntra. Sª. del Rosario. Es un programa decorativo realizado por Cristóbal Portillo a finales del siglo XVIII
En su interior tiene espaciosos salones, luciendo algunos de ellos airosos cupulines con delicados rosetones y rica marquetería. Son importantes sus caballerizas con bella portada de estilo dórico y en sus interior tres naves con bóveda de arista sobre sólidas columnas.
Es famoso su largo balcón corrido que sigue la curva de la calle, donde figuran pinturas al fresco policromadas, de paisajes con perfiles y marcos arquitectónicos y trompe l'oeils, obra del artista madrileño Antonio Fernández. Contiene bellos trabajos de escayola y todo su mobiliario original.

Conservación

A pesar de estar catalogado como Monumento Nacional, el palacio fue objeto de un intento para ser convertido en hotel. Suspendido el proyecto, durante algunos años estuvo en estado de abandono y ruina y sujeto a un preocupante deterioro. Afortunadamente, el edificio fue objeto de una restauración que, en su primera fase, se ocupó de la fachada, torreón, caballerizas y escalera abovedada, y en su segunda fase (2019)del patio principal. Actualmente se busca financiación para iniciar una tercera fase para la recuperación de las habitciones adyacentes al patio principal.
Palacio de Valdehermoso
Palacio construido en el siglo XVI, donde llama especialmente la atención su bellísima portada plateresca, muy relacionada con el renacimiento cordobés del siglo XVI y situado en la zona más privilegiada de Écija. El palacio fue construido en 1530, en estilo plateresco. La portada está colocada en el ángulo de la espaciosa barrera, cuyos puntos iniciales lo forman robustos miradores que contienen en sus bases fustes romanos de granito. Destaca su magnífica escalera del siglo XVIII.



El palacio de Benamejí
El palacio de Benamejí (también conocido como palacio de los Condes de Benamejí o de los Condes de Valverde) en la localidad de Ecija (provincia de Sevilla), es una de las obras fundamentales de la arquitectura civil del siglo XVIII en Andalucía. Se encuentra ligado en su origen al marquesado de Benamejí, y posteriormente a los condes de Valverde. Su construcción define de manera precisa la concepción particular que del estilo barroco se tiene en la baja Andalucía.
En 1994 fue declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional. Desde 1997 es sede del Museo Histórico Municipal de Écija.1

Historia

El edificio se construyó en el primer tercio del siglo XVIII por los marqueses de Benamejí. A comienzos del siglo XIX, durante la ocupación francesa fue convertido en cuartel. Pasó más tarde a ser propiedad de los condes de Valverde y en 1906 fue adquirido por el Ayuntamiento de Écija que lo cedió a la Remonta Militar que lo ocupó durante casi todo el siglo XX. Desde 1997 es la sede del Museo Histórico Municipal.2

El inmueble

El inmueble, de grandes dimensiones, tiene sus elementos más destacados en la fachada principal y en la magnífica escalera principal, tanto por la propia fábrica como por el aparato ornamental. De gran importancia son también el apeadero, las carroceras y caballerizas, así como el patio.
El edificio construido en el primer tercio del siglo XVIII, presenta planta irregular. Originariamente, estuvo constituido por las siguientes dependencias: Apeadero, carroceras, salones, panadería, patios, oratorio, guadarnés, casapuerta, jardín, cocina, escalera principal, caballerizas (con entrada independiente) y casa de labor . Este conjunto de estancias se ha visto parcialmente afectado por las reformas llevadas a cabo en el siglo XX. No obstante, siguen destacando por su interés las fachadas, el apeadero, el patio y la escalera principal, las caballerizas, el oratorio y los salones, así como las dependencias nobles.

Fachada

La fachada principal, de gran monumentalidad, está realizada en ladrillo. Se estructura en dos cuerpos, con portada en el centro y torres-mi- radares en sus extremos. El cuerpo inferior, presenta zócalo corrido sobre el cual se apoyan pilastras que recorren también el siguiente cuerpo. Este, a su vez, está decorado por balcones cuyos vanos aparecen reenmarcados por molduras mixtilíneas, con frontón movido y remates superiores que llegan a interrumpir el desarrollo de la cornisa. La portada principal, situada en el centro de dicha fachada, es de gran monumentalidad, y aporta una nota de variedad y riqueza ornamental. Está estructurada en dos cuerpos. El primero se compone de vano de acceso adintelado, flanqueado por cuatro columnas de mármol (situadas en distintos planos) sobre pedestales, y con molduras curvilíneas. La parte superior de este cuerpo está recorrida por una cornisa movida, que da paso a la balconada superior. El segundo repite el esquema del anterior, con algunas variantes. El vano presenta en su parte superior arco mixtilíneo, con profusa decoración de molduras. Coronando todo esto se encuentra un escudo, sostenido por dos figuras, y perteneciente a la familia Bernuy.
En los extremos de la fachada principal se sitúan dos torres-miradores. De planta cuadrada, presentan dos cuerpos, separados por moldura. En el primero, muestran un balcón de características similares a los presentados en el resto de la fachada, mientras en ei segundo destacan arcos ciegos de medio punto, con vanos rectangulares en cada uno de sus lados. Todo ello se remata con chapitel poligonal recubierto de tejas.
El acceso al inmueble se realiza a través del vestíbulo. Tras él, se accede al patio del apeadero, mediante arco rebajado realizado en ladrillo, con remarques en tendel y ornamentación de pinjantes en arranques y clave.
Patio y escalera del palacio de Benamejí.

Patio

El patio es de planta rectangular y en su costado derecho se abre una portada en piedra, que da acceso a las caballerizas. Estas se caracterizan por presentar planta rectangular de tres naves, separadas por columnas toscanas de mármol y arcos de medio punto en ladrillo; la cubierta, por su parte, se resuelve a base de bóvedas baídas. A ambos lados de los muros de cerramiento se sitúan pesebres o abrevaderos, decorados en sus zócalos con pinjantes. Las caballerizas conservan la primitiva entrada independiente.
En el costado izquierdo del patio se encuentra el salón del palacio, tras el cual se abre el antiguo jardín. No obstante, el elemento más destacado del patio se encuentra en su frente principal. Bajo una balconada ricamente decorada aparece un arco rebajado en ladrillo, que da acceso a la escalera principal. La escalera, magnífica construcción que responde al tipo imperial, consta de dos tramos ascendentes, los cuales a través de un descansillo, conducen a un único tiro superior, de disposición contraria. La escalera se abre con un triple arquería lobulada, sostenida por pares dc columnas de mármol sobre pedestales. El espacio de la caja de escalera se cubre con bóveda de media naranja sobre pechinas. En planta, y bl\jo el arco central de la misma, se abre una puerta que conduce al patio principal. A cada lado de la escalera se disponen varias dependencias, que en su día sirvieron para distintos menesteres: Panadería, sala de recepción ... Entre ellas destaca la capilla u oratorio, que se encuentra a la izquierda. Es de pequeñas dimensiones y planta rectangular.
De gran importancia es también el patio central. Presenta planta cuadrada y doble galería porticada, con columnas toscanas de mármol y cuerpo cúbico a modo de cimacio los arcos son de medio punto en el piso inferior y rebajados en el superior. Estos arcos están realizados en ladrillo y presentan decoración de ménsulas y pinjantes en clave y enjutas. El cuerpo alto está recorrido por un barandal metálico. En el centro de dicho patio destaca una fuente de traza poligonal.
Alrededor del patio se sitúan otras estancias del palacio: Salones, comedores y dormitorios. Estas se caracterizan por ser de planta rectangular y por poseer cubiertas adinteladas con recias vigas de madera. Entre ellas destaca un gran salón, inmediato al desembarco de la escalera. A la izquierda del conjunto del patio principal se ubica la antigua casa de labor, hoy muy transformada.

Parroquia de Santa María
Situada en pleno centro de la ciudad de Écija, al lado de la casa consistorial, la Parroquia de Santa María data del siglo XVIII, pues fue construido sobre un antiguo templo mudéjar de los siglos XVI y XVII dañado por el Terremoto de Lisboa. Destaca su interesante colección arqueológica, con piezas de diferentes épocas y culturas.
La iglesia, de planta rectangular y aire neoclásico, está formada por tres naves cubiertas por bóvedas vaídas, capilla mayor con bóveda de cañón y lunetos y capilla sacramental adosada a la nave del Evangelio. El crucero aparece cubierto por una cúpula sobre pechinas que aporta una gran luminosidad al conjunto. Junto a la portada principal se erige la torre. De clara inspiración en la Giralda, esta imponente torre sufrió reforma tras perder el cuerpo de campanas en el terremoto de 1755. La imagen actual alterna dinteles y medio punto con decoración de azulejos y óvalos.
En el interior destaca su profusa labor decorativa, tanto escultórica como pictórica, que reviste las diferentes naves y retablos que componen toda la iglesia. Cabe subrayar el retablo del altar mayor, que se eleva a modo de columna tallada y decoración rococó, donde se encuentra la imagen de la Asunción, y la interesante pintura en tabla que representa a la virgen de la Antigua, atribuida a Villegas Marmolejo. También destacar un ejemplo de escultura funeraria, realizado para Dª Teresa López de Córdoba y Lope Suárez de Figueroa.
El Museo Parroquial de Écija se encuentra instalado en el patio de la iglesia, donde muestra una colección de restos arqueológicos prehistóricos, romanos y árabes. Una de las piezas más valiosas es la cabeza en mármol de Germánico, de época romana.
Parroquia de Santa María - Museo Parroquial de Écija

La iglesia de la Limpia Concepción de Nuestra Señora
La iglesia de la Limpia Concepción de Nuestra Señora de Écija, más conocida como iglesia de Los Descalzos, se encuentra a intramuros de esta localidad.
Se ubica en la calle de la Marquesa, cercana al convento de las Teresas, de la rama femenina de la misma Orden. Frente a su portada se abrió en la muralla la llamada Puerta de los Carmelitas, que da acceso a la calle Cavilla ya a extramuros de la ciudad.

Historia

Esta iglesia perteneció al convento de los Padres Carmelitas Calzados desde su fundación en 1591 hasta la desamortización. En 1910 la orden religiosa volvió a tomar posesión de una parte del edificio, ya que las dependencias conventuales fueron derribadas, y en parte adaptadas, para la construcción del Asilo de ancianos regido por las Hermanitas de los Pobres. La fundación del convento corrió a cargo del regidor Sancho de Rueda y de su esposa María de Cárdenas, contando con el apoyo de Fray Agustín de los Reyes. El regidor y su esposa donaron unas casas en la calle de la Marquesa que pertenecieron al Conde de Biedma, y allí se construyó el convento. La comunidad religiosa tomó posesión de ellas el 19 de septiembre del citado año 1591.
Tras su desamortización, en 1910 la orden religiosa volvió a tomar posesión de parte del edificio, ya que parte de las dependencias conventuales fueron demolidas y en parte adecuadas para convertido en un asilo para ancianos que fue regido por la comunidad de las Hermanitas de los Pobres. La comunidad estuvo presente en la localidad hasta mediados del siglo XX, cuando pasó a estar bajo la jurisdicción de la iglesia parroquial de Santa María.

Iglesia

De aquel histórico conjunto monástico nos ha quedado en la actualidad su iglesia, conocida como "de los descalzos".
Organizada según una única nave de planta de cruz latina y capillas laterales entre los contrafuertes comunicadas entre sí, coro alto a los pies y presbiterio con testero plano, tras el que se ubica la sacristía.
La nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos y cúpula sobre pechinas en su encuentro con el crucero.
Su inauguración tuvo lugar en el año 1614, si bien fue luego totalmente transformada a lo largo del siglo XVIII cuando se le añadió la rica decoración de yeserías y pinturas murales, que dotan al templo de una especial impronta barroca. La elaboración de sus ricas yeserías llegó a su grado más alto entre los años 1760 y 1770, presentando abundantes motivos de rocalla de aquella época. En el conjunto de las pinturas murales destaca la temática relacionada con la representación de santos carmelitas y los anagramas de la orden, icluídos en un amplio repertorio de formas mixtilíneas donde se combinan la decoración de placas recortadas, elementos vegetales, rocallas y figuras antropomorfas.
Además de todo un repertorio de imaginería propia de la Orden, (Santa Teresa o San Juan de la Cruz), distintos retablos barrocos y algunos bienes muebles, como por ejemplo el órgano fechado en el tercer tercio del siglo XVIII.
La espadaña de la antigua torre consta de dos cuerpos y tres vanos de medio punto para las campanas. El terremoto de 1755 le afectó gravemente, habiéndose sometido a labores de reconstrucción.

Palacio de Santaella
Localizado en Écija, es de sumo interés la portada principal de la fachada del Palacio de Santaella, obra del primer tercio del XVIII. Posee elementos ornamentales singulares consistentes en figuras antepuestas a las pilastras a modo de cariátides. La misma estructura se repite en el segundo cuerpo rematado por un edículo en el que se ubica el escudo heráldico de la Familia.
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En un lateral de la fachada se ubica un retablo callejero decorado con pinturas murales con la advocación de la Virgen de Valvanera que posee todo el encanto de la época.
Accediendo al interior encontramos el patio, muy característico de las grandes mansiones barrocas ecijanas. La escalera de acceso a la planta superior, de gran suntuosidad, es de dos tramos y su caja se cubre de cúpula profusamente decorada con motivos pictóricos ya de la segunda mitad del siglo XVIII, es obra muy relacionada con la fachada del Palacio de Peñaflor, probablemente realizada por el mismo taller
Es muy interesante la carpintería del Palacio de Santaella, con magníficas puertas talladas.



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