martes, 26 de noviembre de 2019

Ruta Magallanes Elcano

 

 

Historia del Archivo de Indias

Los Comerciantes de América, en el siglo XVI, usaban las gradas de la Catedral para sus transacciones. El Cabildo de la Catedral, para evitar los excesos cometidos por los comerciantes, que en ocasiones  usaban el templo para sus negocios, instaló cadenas y vigilancia en los alrededores de la Catedral. El rey Felipe II decidió en 1584 la construcción de un edificio para sede de la Lonja, que se llevaría a cabo en la misma Avenida, junto a la Catedral.

El Archivo Indias de Sevilla se creó en 1785 por mano del rey Carlos III, con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de las colonias españolas hasta entonces dispersa en diversos archivos: Simancas, Cádiz y Sevilla.

Desde entonces y en distintas remesas se van incorporando los fondos de las principales instituciones relacionadas con las Indias hasta convertir al archivo en el principal depósito documental para el estudio de la administración española en el Nuevo Mundo y las Filipinas.

Es el mayor archivo existente sobre la actividad de España en América y Filipinas conteniendo información sobre la historia y la geografía de aquellos territorios.
Cuenta con unos 43.000 legajos, con unos 80 millones de páginas y 8.000 mapas y dibujos , que ocupan más de nueve kilómetros lineales. Hay documentos de gran  valor histórico: textos autógrafos de Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés o Francisco Pizarro.

Puerta del Perdón

Es la puerta más antigua de la Catedral de Sevilla y podemos acceder a ella a través de la calle Alemanes, desde donde nos ofrece una impresionante visión.

La primera fecha en la que está datada esta puerta es en el año 1196 cuando el emir al-mu´minin, Abu Yusuf, ordenó que la explanada de la mezquita se ampliase. De hecho, en sus orígenes esta puerta tenía una función militar.

¿Por qué del Perdón?

A partir de 1407 se conoce como Puerta del Perdón, una denominación muy habitual para las portadas de acceso a las catedrales e iglesias de España. Por este acceso entraban aquellos malhechores que se acogían a la protección de la iglesia una vez que se habían arrepentido por sus pecados.

Acceso a la Mezquita

Fuente: Wikimedia Commons

Al igual que la de la Catedral de Córdoba, esta puerta es el antiguo acceso a la mezquita.

La puerta de bronce

Fuente: Wikimedia Commons

La propia puerta es uno de los elementos más interesantes de esta fachada, ya que está realizada con dos grandes hojas de madera de cedro revestidas con chapas de bronce revestidas por motivos de lacerías y atauriques, e inscripciones que repiten versículos del Corán como “el poder pertenece a Alá” y “la eternidad es de Alá”.

El relieve

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Fuente: Wikimedia Commons

El relieve principal de esta fachada es una obra de Miguel Perrín realizada entre 1519-1522 y representa la expulsión de los Mercaderes del Templo.

Rodeada por los arcángeles

Fuente: Elliott Brown / Flickr

La puerta está flanqueada por el arcángel Gabriel, San Pedro, San Pablo y la Virgen Anunciada. Como curiosidad, la escultura de San Pablo presenta una particularidad: tiene una tercera mano bajo él.

Puerta del Postigo

Como bien sabes, en sus orígenes Sevilla estaba rodeada por grandes murallas de las que todavía se conservan vestigios que nos permiten saber los límites y accesos de esta. Entre arcos y postigos, había más de una veintena de accesos, aunque hoy solo se conservan 3 de ellos: la Puerta de la Macarena, la Puerta de Córdoba y el Postigo del Aceite.

Este último se encuentra en la zona que antiguamente era el Puerta de Indias, junto al edificio de correos en el histórico barrio del Arenal. Se construyó en el año 1107, siendo Ben Yusuf el gobernante de la ciudad, y fue reformado por el arquitecto Benvenuto Tortello en 1572-1573 cuando Francisco Zapata y Cisneros, I Conde de Barajas, era el alcalde de la ciudad.

Postigo del Aceite
Mercado junto al postigo. Obra de Joaquín Turina

Más tarde en el siglo XVIII se abrió en su costado derecha una capilla donde se instaló un retablo barroco con una imagen de una Inmaculada Concepción atribuida a Pedro Roldán.

Su nombre se debe a que por este acceso entraba el cargamento de aceite, ya que en las inmediaciones se encontraba el mercado y el almacén de aceites. No obstante, en el siglo XII tenía otra función de mayores dimensiones. Se le llamaba bad al-Qatay (puerta de Barcos) y se debía a que los almohades construyeron junto a este puerto las atarazanas, donde se construirían los navíos.

Atarazanas

Las Atarazanas de Sevilla, que se conservan en la actualidad en el barrio del Arenal,[1]​ constituyeron la industria naval propiedad de la Corona de Castilla en la ciudad. Estuvieron operativas entre los siglos XIII y XV. Atarazana es sinónimo de astillero.[2]

Fernando III, rey de Castilla y León, conquista Sevilla a los musulmanes en 1248. Tras realizar conquistas por gran parte de la península decide emprender campañas militares para tomar también el norte de África y prevenir así posibles amenazas que pudieran provenir de esa zona. Para ello decide construir en Sevilla varios bajeles y galeras.[10]​ No obstante, Fernando fallece en 1252 y su hijo, Alfonso X, concuerda con la utilidad de crear una flota y ordena la construcción de las atarazanas.[11]

El lugar elegido fue un terreno fuera del recinto amurallado y muy cerca del Guadalquivir, en la zona comprendida entre la torre del Oro, la torre de la Plata, la puerta del Carbón y el postigo del Aceite.

Por ello, en el barrio de El Arenal se levantaron 17 naves de fábrica de ladrillo en sentido perpendicular al Guadalquivir y delante de la cerca almohade de la ciudad, que cubrían unos 15.000 metros cuadrados.

Las Atarazanas también incluían la denominada Resolana del Río, una gran explanada de arena que llegaba hasta la orilla del Guadalquivir. Se trató de una de las mayores instalaciones industriales de la Baja Edad Media en Europa, de extensión comparable a la que tenía por entonces el Arsenal de Venecia.[3]

Arquitectónicamente se trata de una obra gótica y mudéjar construida toda ella en fábrica de ladrillo, que muestra el influjo del arte almohade en las construcciones medievales en la ciudad de Sevilla. Asombran las dimensiones de sus anchas y largas naves adosadas y cubiertas por bóvedas de arista, apropiadas para la construcción de los mayores barcos de la época. Estas naves se comunican lateralmente a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y enfrentados entre sí que arrancan directamente desde el suelo, y que en su conjunto provocan en su interior perspectivas atractivas.

Fachada de la iglesia de la Caridad

Fachada del Hospital de la Caridad.jpg

La fachada de la iglesia, obra representativa del barroco sevillano, se encuentra estructurada en tres cuerpos de altura y presenta un esquema de gran simplicidad constructiva. Los dos tramos superiores se encuentran decorados con azulejos que representan a sus patronos San Jorge y Santiago y a las tres virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad. Más abajo, a los dos lados de la puerta se contemplan esculturas de dos reyes santos: San Fernando, rey de Castilla y San Luis, rey de Francia, reflejando el carácter nobiliario que por entonces detentaba la Hermandad. La fachada aparece rematada por un ático precedido por una baranda de hierro y flanqueado por dos pináculos de ladrillo.

Torre del oro

Su altura es de 36 metros, poco más de un tercio de lo que mide la Giralda con sus 94,69 metros.

De apellido albarrana

Fuente: Sandra Vallaure / Flickr

Es una torre albarrana, es decir, formaba parte de un recinto fortificado, con el que estaba comunicado. Su función principal era defender la ciudad. Otro edificio con estas mismas características en Sevilla es la Torre de la Plata.

¿Del oro?

Se dice que su nombre se debe al brillo dorado que reflejaba la torre sobre el río. En la restauración de 2005, se averiguó que este brillo, anteriormente atribuido a un revestimiento de azulejos, se debía a una mezcla de mortero de cal y paja prensada.

Tres cuerpos, tres períodos


La Torre del Oro tiene tres cuerpos perfectamente distinguibles y cada uno de ellos fue construido en un período distinto. El primer cuerpo fue construido entre 1220 y 1221 por orden del gobernador de Sevilla almohade Abù I-Ulà. El segundo cuerpo fue obra de Pedro I el Cruel en el siglo XIV. Por último, en 1760 el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht finalizó la torre con otro cuerpo rematado en cúpula.

Casi destruida

La Torre del Oro ha atravesado varios momentos complicados, pero uno de los más críticos fue durante la Revolución de 1868, cuando los revolucionarios demolieron los lienzos de las murallas y los pusieron a la venta. Gracias a la intervención de los hispalenses, que se opusieron en todo momento, la Torre no fue destruida.

Una hermana lusa

El 13 de agosto de 1992, año de la Exposición Universal de Sevilla, la Torre del Oro se hermanó con la Torre de Belem en Lisboa.

Fuente: sevillasecreta.co

jueves, 14 de noviembre de 2019

Sevilla mudéjar

Cuentan que cuando el Rey San Fernando conquistó Sevilla, en 1248, su hijo Alfonso amenazó a sus habitantes con degollarlos si se les ocurría tocar una sola teja de la mezquita o su alminar, la Giralda.

Los cristianos podrían haberlo hecho. Podrían haber derribado todo aquello que dejaron los musulmanes, pero no fue así, prefirieron aprovechar su rico patrimonio. Sucumbieron ante el arte musulmán, y así nació la arquitectura mudéjar.

Mudéjar, que significa «domesticado» en árabe, en relación a los moros que permanecieron en España tras la Reconquista, es uno de los referentes más importantes del arte sevillano. Una ciudad poliédrica, ecléctica, que combina el mudéjar con el gótico, el barroco, el plateresco o, más recientemente, con el regionalismo y el racionalismo. Cuna de culturas, por algo la llaman la Jerusalén de Occidente.

Pasear por sus calles, entrar en sus templos, es retrotraerse a aquellos tiempos en los que los edificios dialogaban con el entorno, respetando su pasado, sin barbaridades como en los últimos años. Y así, ABC de Sevilla ofrecerá esas rutas culturales por la ciudad oculta.

La antigua puerta de Bab Macarana, hoy Arco de la Macarena

Cita en el Arco

La zona norte del Casco Antiguo, cuya fronteras son las murallas almohades, bebe de esa arquitectura hispano-musulmana. La ruta podría comenzar en la antigua puerta de Bab Macarana, hoy el Arco de la Macarena. Subiendo unos metros por San Luis, a espaldas de la basílica de la Esperanza, nos encontramos con San Gil . Un templo muy desconocido, pero catalogado como Monumento, que fue construido en el siglo XIII sobre el solar de una antigua mezquita, de la que aún se conservan los restos en la base de la torre y la capilla sacramental.

Iglesia de Santa Marina

De allí, por la calle San Luis, a cinco minutos, está la iglesia de Santa Marina , también destruida en la Guerra, pero que es uno de los templos más antiguos de Sevilla, construido en 1265 sobre otra mezquita. No se pierdan la torre mudéjar, de planta cuadrada y construida en ladrillo. Y, una vez dentro, observe la cúpula de la antigua capilla del infante Don Felipe, del siglo XIII, que mezcla la yesería con el ladrillo.

Parroquia de San Marcos

La calle San Luis, el cardo máximo, vuelve a servir de nexo entre templos mudéjares. A pocos metros de Santa Marina, aparece San Marcos , una de las que mejor conservan el estilo gótico-mudéjar. ¿Saben sobre qué se construyó? Sobre otra mezquita, al igual que los templos anteriores. Destaca la portada, de estilo gótico pero decorada con dientes de sierra, y en cuyo frente se halla una franja horizontal con tramos de sebka, un motivo decorativo islámico donde se entrecruzan hileras de rombos, que también se puede apreciar en la Giralda. La torre también es mudéjar y corresponde al antiguo alminar de la mezquita, y donde también se aprecian estos elementos decorativos musulmanes.

Convento de Santa Paula

Muy cerca, en Santa Paula, hay un convento cuya iglesia es una maravilla. Uno de los secretos ocultos de Sevilla. La portada combina los estilos mudéjar, gótico y renacentista… pero fíjese en las cubiertas, con bóvedas nervadas y la que está montada sobre trompas, así como el impresionante artesonado mudéjar.

Parroquia de San Román

Más adelante, la iglesia de San Román, muy castigada a lo largo de la historia, pero que fue una de las 24 parroquias en las que quedó dividida Sevilla tras la Reconquista. Las reconstrucciones que ha sufrido este templo a lo largo de los siglos ha impedido que se conserven muchos elementos de estilo múdejar. No obstante, a ambos lados de la portada existen dos ventanas con decoración islámica, con arcos poliobulados y enmarcadas por alfiz.

Santa Catalina

Santa Catalina, joya del mudéjar

En esta ruta no puede entrar Santa Catalina. Cerrado y abandonado desde hace años, este templo Monumento Nacional espera ser restaurados para volver a ofrecer sus secretos. Un templo por el que pasaba la muralla romana, y que fue construido sobre las ruinas de una mezquita, conservando parte del mihrab y del alminar en la torre. Tanta riqueza tiene esta iglesia que, además de este estilo, alberga una capilla sacramental imponente, de estilo barroco. En su interior, también es mudéjar el artesonado.

Palacio de las Dueñas

Muy cerca, está el Palacio de las Dueñas, propiedad del Ducado de Alba. Dentro, un patio andaluz con jardines y abrevadero, rodeado de arcos con columnas de mármol de estilo plateresco donde, justo encima, se aprecian otro tipo de arcos mudéjar, en una nueva galería. Machado, que nació en este palacio, lo describió como recuerdo de su niñez: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla/ y un huerto claro donde madura el limonero;/ mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;/ mi historia, algunos casos que recordar no quiero».

San Juan de la Palma

Una de las grandes olvidadas edificaciones de estilo mudéjar es la iglesia de San Juan de la Palma. Asentada sobre una antigua mezquita, aún se conserva la bóveda de inspiración islámica de la capilla sacramental, con el artesonado de la capilla.

Palacio de los Marqueses de la Algaba

Centro de interpretación del mudéjar

Olvidado, caído en el ostracismo, el Palacio de los Marqueses de la Algaba es el mejor exponente del arte mudéjar civil en Sevilla, y desde enero de este año ha sido puesto en valor con la inauguración del Centro del Arte Mudéjar, gracias a la delegación de Participación Ciudadana del Ayuntamiento. Allí se exponen 111 piezas de este estilo artístico.

Omnium Sactorum

Este edificio, que se encuentra a las espaldas del Mercado de la calle Feria, está muy cerca también de la parroquia de Omnium Sactorum . Construida en 1249, es uno de los templos más antiguos de la ciudad, y de los mejor conservados. Llama la atención la pequeña ventana mudéjar, muy decorada. Como ocurre con San Marcos y la Giralda, la torre alberga paños de sebbka.

Convento de Santa Clara

Y, lejos de allí, en el barrio de San Lorenzo, se levanta desde 1289 el antiguo convento de Santa Clara, hoy espacio museístico y cultural, que está construido junto al antiguo palacio mudéjar de Fadrique de Castilla. De esta construcción aún permanece en pie su torre, conocida como la de Don Fadrique.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Reales Alcázares

Sala donde Pedro I atacó a su hermanastro

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